Al momento de nacer el bebé necesita de la ayuda de los adultos para sobrevivir, ya sea de la madre, padre, familiar o un cuidador (en caso de faltar las figuras principales). Ellos tratan de satisfacer las necesidades del bebé como la protección, alimentación, estimulación y emociones. Por medio de la satisfacción de las necesidades, acompañada de emociones se va dando una interacción que crea un lazo afectivo entre ambos, a este vínculo se le llama Apego.
Conmoverte con su llanto y seducirte con sus encantos es su seguro de supervivencia, ya que depende totalmente de tus cuidados. Pero también es su recurso para asegurarse el “alimento emocional” que precisa su inmaduro cerebro, que en los próximos tres años se transformará en un cerebro superior, desarrollando el neurocórtex.
LAS CARICIAS, SONIDOS, Y TERNURAS QUE FORTALECEN EL VÍNCULO DE APEGO ENTRE EL NIÑO Y SUS CUIDADORES AYUDARÁN AL DESARROLLO PSICOAFECTIVO
Los avances de las neurociencias nos confirman que el cuidado primario y los vínculos influyen en el desarrollo neuronal de los niños. Además nos indican que los buenos tratos son una inversión a largo plazo en la salud mental de nuestros hijos, y que los rechazos o maltratos pueden generar repercusiones en el cerebro del los niños.
EL CUIDADO PRIMARIO Y LOS VÍNCULOS INFLUYEN EN EL DESARROLLO NEURONAL DE LOS NIÑOS
¿Cómo podemos estimular el vínculo de apego?
Lo principal es el contacto cara a cara, piel a piel.
Los abrazos y caricias son fundamentales para el apego.
Hablarle al bebé o sencillamente cantarle canciones.
El juego es un factor primordial para el desarrollo del cerebro y sobre todo para fortalecer y estimular el apego seguro.
Desarrollar nuestra capacidad de empatía y poder reconocer las emociones de nuestros hijos los hará sentir seguros y contenidos.
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