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Foto del escritorCentro Semilla

Los primeros días en casa con tu bebé

Habitualmente existe ese momento de “vértigo” la primera vez que nos quedamos solas con nuestro recién nacido…. ¿y ahora qué? A veces las visitas en un intento por ayudar nos ofrecen consejos sobre el cuidado del bebé, frecuentemente contradictorios, que nos hacen sentir más inseguras si cabe. ¿Lo cojo en brazos? ¿No lo cojo? ¿Lo “malcriaré”? ¿Tendrá hambre? ¿O será frío?…. ¿lo haré bien?


Espero estas líneas sirvan para orientarte sobre las cuestiones básicas en este momento tan importante y delicado de nuestras vidas:

Tu bebé nace con nueve meses de vida. Conoce tu olor, tu voz, tu calor, es decir, ya nace acostumbrado a estar contigo así que separarse de ti le da miedo, inseguridad, le estresa y te lo hará saber cada vez, lo cual es muy sano. Coger en brazos al bebé y mimarle es muy importante para su autoestima y su salud emocional, hazlo sin complejos. El apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño/a con sus cuidadores y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un sano desarrollo de la personalidad. Habla de la necesidad de bebé de estar próximo a su madre, de ser acunado en brazos, protegido y cuidado. Para saber más puedes leer sobre la Teoría del Apego, desarrollada por autores como John Bowlby, Harry Harlow, Mary Ainsworth, entre otros.


Dejar llorar a los bebés y no cogerlos sistemáticamente puede ser una gran fuente de estrés y trauma. Las áreas del cerebro que en el futuro serán responsables del comportamiento social, la regulación emocional, el afrontamiento al estrés se desarrollan durante los tres primeros años de vida. Según hayan sido sus cuidados en este tiempo, lo harán normalmente o de forma deficitaria con implicaciones en su conducta social y su salud mental futura. En este sentido es muy recomendable el libro “Amor maternal” de la psicoterapeuta Sue Gerhardt.

El sueño del bebe puede ser una fuente de estrés familiar, ya que las costumbres y rutinas de sueño adulto nada tienen que ver con la del bebe. Durante la etapa infantil y, sobre todo los bebés, están preparados para despertarse porque lo necesitan para sobrevivir. Un bebé requiere comer intermitentemente durante la noche, necesita alertar a su cuidador/a de que tiene frío o calor, de que está sucio, de que se siente mal, etc. Es por ello que sus fases de sueño predominan las fases de sueño ligero. Por lo tanto, es completamente normal y sano que un recién nacido se despierte varias veces por la noche. A veces duermen más tranquilos si lo hacen junto a mamá, bien con una cuna adosada a la cama o bien, en la cama con mamá y papá.


La OMS y UNICEF recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses del recién nacido y seguir amamantando después de esta edad al mismo tiempo que se va ofreciendo al bebé otros alimentos complementarios, hasta un mínimo de dos años. La lactancia materna para alimentar al bebé es el alimento natural de nuestra especie y es mucho más que leche: es contacto estrecho, es calor, es piel con piel y cuerpo a cuerpo, miradas. Según la OMS y el UNICEF, a partir de los dos primeros años la lactancia materna debería mantenerse hasta que ambos decidan, sin que exista ningún límite de tiempo. En cualquier caso alimentar y nutrir a tu bebe siempre debería ser a demanda, tanto si es lactancia materna como si finalmente es mediante leche de fórmula. Durante las primeras semanas y meses de vida todos los bebés necesitan ese contacto estrecho con la madre, se está construyendo el vínculo que sostendrá todo el desarrollo posterior. Ofrecer y alimentar a demanda significa que cada bebe es diferente en sus necesidades y preferencias, ofrécele el pecho o el biberón cuando de señales de hambre y retíralo cuando exprese no querer más. Aliméntalo siempre en brazos favoreciendo el mayor contacto posible, especialmente las primeras semanas. Cuando alimentes a tu bebe con leche artificial intenta que sea siempre la misma persona la que dé el biberón, y si esto no es posible intentar que sean sólo dos personas las que se ocupen de su alimentación, ya que el bebé necesita vincularse y tener seguros sus referentes.


Es fundamental la presencia y el apoyo de nuestra pareja. Su implicación desde el embarazo, alimenta y fortalece el vínculo con su bebe y además, facilita la adaptación y cambio de pareja a familia. Amamantar es lo único que sólo mama puede hacer, en los demás cuidados del bebe ambos pueden participar por igual: dormir, cambiar el pañal, mecer, abrazar, consolar, bañar, pasear, jugar,… Si los primeros días recibes muchas visitas, nuestra pareja puede encargarse de su gestión, protegiendo al máximo la diada bebe- mamá (respetando horarios de sueño o alimentación de ambos, espacios de intimidad…) El cambio de ciclo vital que representa convertirnos en madres y padres necesita un tiempo de transición que nos puede hacer sentir vulnerables, con inseguridad… es parte de la adaptación natural y es algo temporal. La pareja es siempre un apoyo emocional fundamental.




Por: Sara Jort Povea - España

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